miércoles, 1 de junio de 2016

La red como plataforma para el aprendizaje conectivo y colectivo


Con el advenimiento de la Web 2.0, la Web social, Internet se ha convertido en un espacio de  participación colectiva. Ya  no solo los programadores o expertos en informática podían acceder a estos espacios para colgar contenido, particularidad de la Web 1.0, sino que todos nos convertíamos en productores de información.  Los sitios en Internet comenzaron a girar en torno a los usuarios, facilitando de este modo el acceso a los servicios y la participación masiva.

Esto sin dudas abrió paso a la gestación de una cibercultura, conformada no solo por la cuestión tecnológica, sino sobre todo por las personas que en ella se desenvuelven y la forma en que la retroalimentan de manera constante. Todo este movimiento constituye una nueva forma de hacer las cosas, de acceder, de producir, de comunicar, etc.

Nuevas culturas requieren de nuevas alfabetizaciones. Una persona, en tiempos digitales, no solo está alfabetizada por saber leer y escribir, sino además lo está por saber desenvolverle en la Sociedad de la Información, de manera culta, responsable y crítica, como manifiestan Manuel Área y Teresa Pessoa (2012). Este escenario que se nos presenta requiere de nuestra adaptación, y nos interpela al fortalecimiento de competencias asociadas a los digital.

Este contexto sin dudas atravesó el ámbito educativo, y  como expresa Manuel Área  (2012) “la escuela se vio a remolque de un avance tecnológico frente al cual experimentó sentimientos ambivalentes: la ampliación hasta límites insospechados de las posibilidades pedagógicas y didácticas, pero a costo de la pérdida del protagonismo indiscutible en el proceso formativo de los individuos”. Esta imagen de “a remolque” nos hace pensar en las dificultades que se atravesaron en los inicios de este cambio paradigmático. La escuela fue a remolque del avance tecnológico, toda una descripción. También deja en evidencia esta “pérdida de protagonismo” del docente en términos de ser poseedor único del conocimiento. Aunque con el tiempo nos dimos cuenta que esta “perdida” no era tal, sino que en realidad teníamos que hablar de una “transformación” del rol docente en tiempos de la sociedad digital. Bien sabemos que enseñar es un arte, y el arte es expresión, transformación, creatividad, innovación, sugiere movimiento, y para nada algo estanco.

Continuando, ya no solo el docente es el poseedor del saber, y el alumno un receptor pasivo del mismo, sino que podemos acceder al conocimiento a través de nuestras búsquedas personales y en contextos de formación informal. Podemos aprender a través de la redes. Siemens (2004) nos dice que en esta búsqueda, el punto de partida del conectivismo (teoría sobre cómo aprendemos) es el individuo, y que el conocimiento personal se compone de una red, que le permite estar actualizado mediante las conexiones que va formando. En este sentido, agrega, que la “tubería” es más importante que su contenido, y a medida que el conocimiento crece y evoluciona, el acceso a lo que se necesita es más importante que  lo que el aprendiz posee actualmente. El conectivismo sugiere búsquedas constantes y conexiones, conformación de redes, a través de las cuales aprendemos. Vemos en este punto la característica social del aprendizaje. El aprendizaje es conectivo y colectivo. Es decir, se aprende conectándose, consumiendo, creando y construyendo conocimiento en conjunto con otros individuos (Margaryan, Milligan & Littlejohn, 2009, cit. por Littlejohn, 2011).

Vemos entonces a la red como espacio, o mejor dicho, como base o plataforma que posibilita la construcción de saberes. Un espacio activo y en movimiento constante, no un mero repositorio de información. Pero la visión que tengamos de este espacio tendrá que ver con la queramos darle, o la que necesitemos, podemos aprovecharla en toda su expresión, o ser simples visitantes eventuales.


Concluyendo, podemos decir que el aprendizaje es un proceso puede darse en la Red, y en red. Para ello debemos estar preparados, formando competencias y fortaleciendo nuestro entorno personal de aprendizaje en pos de conseguirlo y de este modo enriquecernos, individual y socialmente. 

Referencias Bibliográficas